Curso AHA Soporte Vital Basico

Cuidados post-paro 2025: las nuevas claves para proteger cerebro y corazón

Publicado el 22 de octubre de 2025, el nuevo documento de la American Heart Association (AHA) redefine la atención tras el retorno de circulación espontánea (ROSC). Si trabajas en urgencias, terapia intensiva o prehospitalario, estos cambios te ayudarán a estandarizar tus metas clínicas y mejorar la supervivencia neurológica.

En resumen

Las Guías 2025 ya no se quedan en frases generales: ahora dan números claros y objetivos medibles para oxígeno, ventilación, presión arterial y temperatura. Además, amplían la mirada diagnóstica con imagen, ultrasonido y biomarcadores que afinan el pronóstico sin precipitar decisiones.

Top 5 clínicos 2025 (lo que sí cambió)

  1. Oxígeno con objetivo claro (SpO₂ 90–98%)
    Antes (2020) solo se recomendaba 'evitar hiperoxia e hipoxia'. Ahora la AHA establece rangos específicos: SpO₂ 90–98% o PaO₂ 60–105 mmHg. Esto evita tanto la hipoxemia como el daño oxidativo de la hiperoxia.

    Por qué importa: un simple ajuste en la titulación de oxígeno reduce daño cerebral secundario.
    Qué hacer mañana: inicia con FiO₂ al 100% tras el ROSC y titula en cuanto tengas una oximetría confiable.
    (Referencia: AHA 2025, Sección 4.1; 2020 Highlights, p.5 — cpr.heart.org)
  2. PaCO₂ en norma (35–45 mmHg)
    Se refuerza la normocapnia estricta con evidencia del ensayo TAME. La hipocapnia causa vasoconstricción cerebral; la hipercapnia aumenta la presión intracraneal.

    Por qué importa: mantener el CO₂ normal protege la perfusión cerebral.
    Qué hacer mañana: ventila para PaCO₂ entre 35 y 45 mmHg y confirma con gasometría arterial.
    (Referencia: AHA 2025, Sección 4.2 — cpr.heart.org)
  3. Presión arterial: MAP ≥65 mmHg (no más alto “por si acaso”)
    Las guías 2025 marcan por primera vez una meta explícita: presión media arterial (MAP) ≥65 mmHg (Clase 1, Nivel de Evidencia B-R). No hay beneficio demostrado con metas más altas.

    Por qué importa: evita hipotensión sin caer en el uso excesivo de vasopresores.
    Qué hacer mañana: establece un protocolo con MAP objetivo 65–70 mmHg y selecciona el vasopresor según el perfil del paciente.
    (Referencia: AHA 2025, Sección 5 — cpr.heart.org)
  4. Temperatura: control deliberado ≥36 horas (32–37.5 °C)
    El 'TTM' o manejo dirigido de temperatura cambia de forma importante. En 2020 se sugería 32–36 °C durante al menos 24 horas. En 2025 la recomendación es mantener la temperatura entre 32 y 37.5 °C durante al menos 36 horas, ya sea con hipotermia o normotermia controlada.

    Por qué importa: la fiebre después del paro empeora los desenlaces neurológicos; el control térmico prolongado los mejora.
    Qué hacer mañana: implementa protocolos de control térmico ≥36 h; evita líquidos fríos prehospitalarios de rutina.
    (Referencia: AHA 2025, Sección 8; Highlights 2025 p.16; 2020 Highlights p.14 — cpr.heart.org)
  5. Diagnóstico y pronóstico más finos: CT “head-to-pelvis”, NfL y EEG
    El enfoque diagnóstico y pronóstico se amplía con herramientas más precisas. Las guías ahora consideran razonable realizar una tomografía cabeza–pelvis y ultrasonido/POCUS tras el ROSC para buscar causas o complicaciones. Se incorporan los biomarcadores neurofilamento ligero (NfL) y neuron-specific enolase (NSE), y se reafirma el uso del EEG continuo no solo para descartar daño, sino también para confirmar pronóstico favorable. El pronóstico sigue siendo multimodal y no debe emitirse antes de 72 horas.

    Por qué importa: permite evitar retiros prematuros de soporte y mejora la toma de decisiones éticas y clínicas.
    Qué hacer mañana: solicita CT cabeza–pelvis si la causa no es clara, usa POCUS cuando sea posible y considera biomarcadores o EEG continuo hasta las 72 horas.
    (Referencia: AHA 2025, Sección 6, 7.2, 7.6; Highlights 2025 p.16–17; 2020 Highlights p.11, p.22 — cpr.heart.org)

Por qué estos cambios son importantes

  • Reducen la variabilidad clínica: todos los equipos (prehospitalario, urgencias, UCI) trabajan con los mismos rangos.
  • Previenen daño secundario: evitar hiperoxia, hipocapnia o hipotensión mejora la supervivencia neurológica.
  • Favorecen decisiones informadas: el pronóstico multimodal disminuye errores al retirar soporte.

Cómo aplicarlo desde hoy

  1. Actualiza tus protocolos locales con metas numéricas (SpO₂, PaCO₂, MAP, temperatura).
  2. Capacita a tu equipo en titulación de oxígeno, ventilación y control térmico.
  3. Integra estudios de imagen y EEG temprano según disponibilidad.
  4. No tomes decisiones pronósticas antes de 72 horas

Cómo aplicarlo desde hoy

El RCP y la desfibrilación son solo el comienzo. La verdadera diferencia en la supervivencia se logra con una atención post-paro estructurada, medida y deliberada. Las Guías AHA 2025 nos dan un mapa más claro para hacerlo bien.

Recursos oficiales

Descargas y accesos Guías AHA 2025


EDUCACIÓN DE CALIDAD, ÚTIL PARA LA VIDAContáctenos